A las altas capacidades no les gusta la escuela... O a la escuela no le gustan las altas capacidades
Sin embargo, sí es verdad, que el sistema educativo no funciona. No al menos, para los alumnos con altas capacidades. La teoría resulta utópica pero que dista bastante de la realidad. Se reduce a promesas adornadas que acaban por desmotivar, o peor aún, por obstaculizar la tan ansiada flexibilización escolar o al enriquecimiento curricular.
Pruebas o informes que no se realizan porque no se tiene claro a quién le corresponde está tarea, porque no se quiere asumir una responsabilidad que se considera ajena, porque se tienen muchos alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo y los de altas capacidades parecen no ser prioritarios, porque es más cómodo intentar tener grupos homogéneos que tener que reconocer la singularidad de cada uno, porque la burocracia asfixia... Un sinfín de motivos, que sin embargo, no justifican, ni de lejos, la dejadez con la que se actúa ante la necesidad de dar respuesta al alumnado con altas capacidades.
Algunos profesionales pondrán lo mejor de sí mismos hasta que tengan que respaldar sus decisiones, otros, ni siquiera eso. Algunos admitirán su desconocimiento pero buscarán herramientas, formación, tiempo, ilusión... Ojalá que estos últimos fuesen la mayoría.
En mi camino como madre de alumno con altas capacidades, me he topado con 4 tipos de docentes:
- Los que se limitan a impartir su clase sin tener que abordar las altas capacidades de forma directa (consciente o inconscientemente).
- Los que remueven cielo y tierra por atender lo mejor posible a este tipo de alumnos, recabando información, ofreciendo recursos adicionales, etc.
- Los que minimizan las necesidades del alumnado con altas capacidades cayendo en un sinfín de tópicos y prejuicios (no necesitan motivación adicional, alto rendimiento VS altas capacidades, en casa los estimulan demasiado, solo tienen que ser niños...).
- Los que quieren contribuir en su educación, pero sin ser responsables de trámites legislativos, no vaya a ser que se ganen una queja de los padres, por ejemplo.
Por suerte para mí hijo, este año cuenta con un tutor maravilloso, de esos, que son capaces de "enganchar" a los niños desde el primer instante, de los que le ponen ganas de verdad.
Y sí, a los niños con altas capacidades, no les gusta la escuela, ni a la escuela le gustan estos alumnos. En la mayoría de casos, es así. Por múltiples razones. Por el contenido que hay que ofrecerles, por el acoso escolar que suelen sufrir, por los informes a rellenar, pero sobre todo, por desmotivación mutua. Y eso último, precisamente, es lo que hace la relación "altas capacidades - escuela" tan compleja. A veces incluso, difícil de subsanar. Falta formación, formación de calidad. Lo vemos reflejado en la multitud de estadísticas que relacionan las altas capacidades con mayor probabilidad de fracaso escolar, incluso, con el abandono de los estudios. Es una realidad que enfrenta a familias y escuela en demasiadas ocasiones.
"El 50% de los superdotados abandona la escuela con fracaso escolar"
(Ver enlaces a continuación)
En este enlace puedes leer un artículo sobre la evolución de las altas capacidades en España: Evolución de las altas capacidades en España, aunque es de hace 2-3 años, el panorama general no ha variado mucho por desgracia. También te dejo un enlace sobre la educación de los superdotados, estadísticas y análisis:
¿Tú también te topaste con dificultades cuando buscaste dar respuesta a las necesidades educativas de tu hijo? Quizás te encontraste con una escuela dispuesta a darlo todo por un único alumno, o quizás, iniciaste una batalla difícil de ganar. Sea como sea, no desistas. Aunque se trate de tu lucha particular, deja huella en todo el sistema educativo. Aunque solo sea un granito de arena, es una aportación valiosa para otros.
Gota a gota se hace un océano.
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